Si miramos de cerca qué hay en eso que llamamos “basura” vemos que en realidad hay muy poca basura en la basura… La mayor parte de todo lo que tiramos al tacho es residuos orgánicos como yerba, cáscaras, restos de comida y recortes de poda y pasto. De hecho, es más de la mitad de todo lo que tiramos. Y lejos de ser basura, todo eso pu
ede convertirse en abono para la tierra o “compost”, cerrando el ciclo de nutrientes que salen del suelo para pasar a los alimentos, y vuelven a nutrir el suelo. El resto de lo que tiramos se compone mayormente de materiales reciclables (papeles, cartones, metales, vidrios y algunos plásticos) y una fracción muy chica es realmente “basura”, es decir materiales que no se pueden aprovechar de forma segura y sustentable. Esta fracción chica se vuelve grande si no separamos los materiales en nuestras casas, ya que una vez que todos estos materiales se mezclan es muy difícil poder separarlos adecuadamente. Si miramos el tacho pensando en el ambiente, también vemos que mucha de la basura que hoy generamos se podría evitar con acciones muy sencillas.
¿Adónde va la basura? El modelo del entierro y el derroche…
Hoy en día, en la mayoría de las localidades del país tiramos todo junto, y todo termina yendo a parar a basurales y rellenos sanitarios. Los basurales y los rellenos sanitarios contaminan las napas freáticas y los cursos de agua cercanos, y emiten al aire centenares de sustancias tóxicas. Son además una fuente importante de emisión de gases de efecto invernadero, principalmente metano, que contribuyen al calentamiento global.
La emisión de contaminantes está generando severos problemas de salud a la gente que vive cerca de estos sitios de disposición final. Los ciudadanos que viven cerca de estos sitios, en lugares tan cercanos como González Catán y Ensenada, tienen diversos problemas de salud asociados a las emisiones de los rellenos sanitarios, tales como cáncer, enfermedades respiratorias y dermatológicas, entre otras.
Y este modelo además está poniendo en riesgo la sustentabilidad del planeta. Si reducimos, reutilizamos, reciclamos y compostamos reducimos la necesidad de talar, minar y extraer recursos de la naturaleza. Hacemos un uso más eficiente de los recursos. Si enterramos o quemamos, tenemos que volver a la naturaleza para reemplazar aquellos materiales dilapidados. Es decir que lo que hagamos con los residuos tiene implicancias en toda la cadena de producción y consumo, desde la extracción de recursos al tratamiento de residuos.
¿Qué podemos hacer? Un modelo nuevo, que apunte a Basura Cero
La buena noticia es que tenemos muchas formas de comenzar a revertir esto. Reducir la generación de residuos es una excelente forma de ayudar. Optar por envases y productos durables o reutilizables en lugar de descartables; usar bolsas de tela en lugar de usar de plástico, entre otras.
Separar los materiales que tiramos (¡o mejor dicho, no mezclarlos!) es otra y muy importante. Separando los materiales reciclables podemos encaminarlos hacia un destino más feliz y sostenible que los rellenos sanitarios, podemos ayudar a que se conviertan en productos nuevos y a hacer un uso más eficiente de los recursos naturales.
Otra forma sencilla y muy efectiva es hacer compost o abono en las propias casas con los residuos orgánicos. Los residuos orgánicos son los que más problemas generan si se entierran. Pero si se los composta se pueden convertir en abono para mejorar la tierra. Hacer compost es muy sencillo, y reduce muchísimo la cantidad de basura que sacamos a la calle.
Muchas comunidades en el país y en el mundo están adoptando o promoviendo políticas que tiendan a apunten al objetivo Basura Cero, es decir, a enterrar cada vez menos residuos y a reducir, reutilizar, reciclar y compostar cada vez más de lo que generamos, y a adoptar medidas complementarias para lograr que todo lo que tiramos sea recuperable. Además de los beneficios mencionados, estos programas crean puestos de trabajo a partir de la recolección y reciclaje de materiales, reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, y ayudan a cambiar hábitos de cara al futuro, para hacer un uso racional de los recursos del planeta.
Cecilia Allen
Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA)
ecologicamente protegida, participando en la conservación de la naturaleza. 